Recuerdo a John Lennon - El día que visité El Muro de John Lennon en Praga


Hace justo una década viajé, por fin, a Praga. Una de las visitas que mejor y con más cariño recuerdo fue la que hice al Muro de John Lennon. En el rincón llamado La Isla de Kampa, en el barrio de Malá Strana, bajando la escalera que conecta El Puente de Carlos con La Isla de Kampa, cruzando el Puente del Amor, entre callejas, allí se encuentra este lugar de peregrinaje, hoy recuerdo el texto que escribí hace ya más de diez años y de esta manera recuerdo con todos vosotros al viejo John que hace hoy 45 años que partió.

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Durante el pasado mes de octubre, me di una vuelta por Praga. Hacía años que tenía deseos de conocer la ciudad checa, tantas veces había oído hablar de la belleza de sus calles, de lo bohemio de su ambiente artístico - no en vano es la capital de la región de Bohemia - de la vida intensa y abierta de que goza la música en cada uno de sus rincones, de la vetusta y geométrica sobriedad de su barrio judío, de la pasión fría pero intensa de sus construcciones religiosas, capitaneadas por la catedral de San Vito, de las huellas que dejaron en sus calles Kafka, Smenata, Janaceck, Jean Neruda... incluso Mozart

Muchos eran los atenuantes que hacían difícil que mi visita a la ciudad de las 100 torres se saldase con un fracaso o decepción, no fue así. Volví con la pena en el corazón, esa pena que siempre siento cada vez que pongo tierra de por medio con la belleza, la de verdad, la que está y permanece esculpida en el suelo, la que se funde en las retinas como un negativo fotográfico sobre el papel. Estas vivencias e instantes normalmente van acompañados de un ambiente que empasta con lo visual, creando entre el respirar, el caminar y el observar, un conjunto coherente que proporciona paz y una suerte de felicidad fugaz y, probablemente, destinada únicamente al viajero.

Eso mismo me ocurrió tras abandonar Berlín, Salamanca, Chester o Londres..."Lo bueno, si breve, dos veces bueno" nunca he sabido a que tonto a las tres se le ocurrió esta mamarrachada.



Pero volviendo a Praga, allí también encontré un rincón, que si bien no es de lo más imprescindible de la ciudad, sí que es cita obligada para los musiqueros impenitentes como un servidor, y para las personas que aún creen en el hombre, en la vida y en el amor como sentido de grupo y esperanza, ese lugar es El muro de John Lennon.

Ubicado en el maravilloso y muy bohemio barrio de Malá Strana, de casas bajas y acompañadas por el imparable paseo húmedo e inspirador del Río Moldava, el muro esta como escondido de la corriente de siglos que hace de la capital un museo en sí misma, y parece brindar al visitante interesado, un juego al escondite, pues al menos en mi caso, me costó dar con él, parece hallarse oculto, como haciéndose el remolón ante viajeros indeseables... es que hay que ver como era John!!!

Desconocía yo que en el centro de Europa, John era venerado por los pacifistas de un modo especial, cuando murió en 1980 en las circunstancias conocidas por todos, alguien dibujo un grafiti con el rostro del artista en un muro propiedad de Los Caballeros de la Cruz de Malta, que siguen siendo los propietarios del muro que da entrada a un inmueble propiedad de estos mismos señores.

Era una época en la que el comunismo (el de entonces, el falso y malo, el que se contagió por la codicia) imperante en Checoslovaquia, ni siquiera permitía la divulgación de las canciones de Lennon, consideradas subversivas, evidentemente las autoridades borraron aquel rostro que hoy es símbolo de paz para muchos.

Tras un primer borrado del retrato, las pintadas reaparecieron, y ya no solo rostros, también frases, muchas de ellas desafiantes al régimen podrido que dictaba en el país. Cada borrado era continuado con una creciente oleada de pintadas en las que el genio de Liverpool era el protagonista, espoleando a la gente a visitar y dibujar, escribir o cantar alguna de las inmortales coplas de John... con los años se ha convertido, como digo, en lugar de peregrinación.

Yo no podía faltar y allí me planté, ante el muro, ante John, durante unos minutos observé las pintadas, no escribí nada, John y la historia lo han dicho ya todo, pero escuché a un tipo con una guitarra cantando canciones de los Beatles, no de John al principio, curiosamente: "Here comes the sun", "Lovely Rita"... finalmente tocó "Ticket to ride"...


Me gustó aquella visita, fue bonito y agradable ver a la gente feliz, recordando a John, fotografiándose y tarareando sus canciones, era como visitar su casa, como ocurrió el día antes cuando visité la casa de Kafka en el callejón del oro, aunque él nunca estuvo allí, aunque esto empezó a vivir cuando él se fue.

Estos días asistimos a un espectáculo humano horripilante, degradante y despiadado, a la podredumbre del hombre, a la negación de los instintos de bondad, paz y amor que John Lennon trató de inculcar a los hombres y mujeres del mundo...¿sabéis que creo?, que los que le escuchamos, los que le seguimos escuchando, somos los justos, los que no partíamos como destinatarios de sus intentos desesperados por humanizar... Creo amigo John, que solo te escuchan de verdad los puros, creo que solo los que no necesitában de tus proclamas fueron los que te siguieron en ellas, los que ya partían con los sentimientos sanos y poco onerosos del amor y la paz, la igualdad y la belleza como estandartes de nuestro pasear por el mundo.

Estos días en los que la televisión nos pasa, como una película, las maldades y vergüenzas de los hombres, haciendo negocio y especulación de ello, estos días he vuelto a pensar en ti, reflexionaba mi amigo Johnny Jota el otro día en facebook en torno a que pensarías de todo esto, creo que sé lo que sentirías...

Que me llamen loco, pero creo que lo escuché en el corazón aquella húmeda mañana de octubre en tu muro, mientras un desconocido cantaba "Ticket to ride", mientras algunos turistas hacían la visita recomendada por las guías y otros, bastantes, sonreíamos con las pupilas excitadas y la epidermis alterada en tu presencia, ante tu rostro en aquel muro... Sé que hoy, como nos ocurre a tantos, te hastiarías de esta chusma de gentuza que sacude el país y el planeta, pero no nos cansaremos te lo aseguro, seguirá peregrinando gente hasta el muro de Malá Strana a escuchar tus palabras..."Give Peace a Chance".

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