Un preciso mosaico de sonidos anglosajones que toman elementos y estilos de ambas orillas del Atlántico...
Por Jorge García.
El disco que hoy traemos a Rock and More fue publicado y presentado en sociedad durante la pasada primavera, cuestiones que no vienen al caso han propiciado que su escucha primero y la pertiente reseña del mismo despues, se hayan retrasado hasta este mes de diciembre, casi en los albores del invierno.
Me refiero al último trabajo de un viejo conocido de esta casa, el mallorquín Carlos Oliver que desde hace unos años firma su producción como Paul Zinnard. No será este "Amaterus in Yokohama" el primer disco suyo que ilustre estas páginas (pinchar).
Y precisamente por esta ciucunstancia no alargaremos esta reseña recordando años pretéritos en la dilatada carrera de Oliver con otras formaciones e iremos al grano, a lo que se escucha en esta nueva colección de canciones que responde, como hemos apuntado más arriba, como "Amateurs in Yokohama".
El tiempo, o al menos estos últimos tiempos en los que ya parece que hemos escuchado tanto que no es sencillo sentirse impresionado por novedosas ecuaciones sónicas ni por experimentos que revelen nuevas fórmulas musicales, es lo que hace que al menos un servidor, otorge especial importancia a las canciones. En este sentido, Paul Zinnard siempre me ha parecido eso: Un creador de buenas canciones.
Y este extremo se vuelve a certificar con la escucha de este nuevo álbum en el que a Zinnard acompañan David Aldave (coproducción, guitarras), Patricia De Velasco (guitarras, coros) y Julio Gómez (batería).
Canciones que flotan y se expanden bajo el manto estilístico que caracteriza al autor: Un precioso mosaico de sonidos anglosajones que toman elementos y estilos de ambas orillas del Atlántico, con el punto de mira fijo en referentes americanos como Big Star, Elliott Murphy o The Jayhawks e ingleses como Fleetwood Mac o The Beatles.
Otro factor fundamental para el perfecto devenir de cada canción es el equilibrio entre los diversos recursos utilizados para concretarlas: voces, coros, guitarras, base rítmica y teclas que se vertebran a la perfección y trabajan por y para el sentido musical y semántico intrínseco de cada pieza, dotándolas de un entorno musical plácido pero no ñoño, bucólico pero al tiempo intrépido y audaz.
Aunque no pienso enumerar canciones cual papagayo, si apuntaré los dos temas de adelanto que dieron empuje mediático al disco: "The Queen of England died" y "Lucky man", si bien con posterioridad llegaron nuevos singles, entre ellos mi pieza favorita del lote: "Love and Riches".
"Amateurs in Yokohama" llega tarde aunque llega, un disco lleno de canciones y sentimientos, torbellinos eléctricos que no abruman con capas y capas de ruido y que se exponen en su lozana y seminal concepción, abrigadas de elegancia y solícita ternura, un disco para escuchar y dejarse conducir por él.
Se recomienda visitar la reseña que sobre este mismo disco escribió Juanjo Mestre en Exile SH Magazine.


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