Neil Young - "Mirror Ball" (1995) - Mis discos de los noventa

Crítica: Neil Young - "Mirror Ball"

...una sensación de batiburrillo eléctrico, con distorsiones crudas y desapegadas, con más aspecto de ensayo que de álbum terminado...
Por Jorge García.


El productor Brendan O'Brien había trabajado con la banda de éxito Pearl Jam en sus álbumes "Vs" (1993) y "Vitalogy" (1994). El canadiense Neil Young actuó con la banda comandada por Eddie Vedder en los primeros días del año 1995 en Washington D.F. formando parte del cartel de un evento benéfico.

Once días después de este concierto conjunto, Young se encierra en unos locales sitos en Seattle en los que, precisamente Pearl Jam, grababa habitualmente sus discos, me refiero a Bad Animals Studio, para pertrechar las nuevas canciones que formarían su próximo álbum.

No hace fata estar dotado de una gran capacidad de análisis para adivinar quienes fueron los músicos que acompañaron en aquellas sesiones al canadiense... Efectivamente, Pearl Jam fue el grupo que hizo las veces de banda de acompañamiento de Neil Young para grabar el magnífico "Mirror Ball" que terminaría viendo la luz en junio de 1995.

Grabado en cuatro únicas sesiones en los meses de enero y febrero, con sonido en directo y sin apenas ensayos. Además, varias de las canciones fueron compuestas por el genio de Toronto pocos días antes de su grabación. 

Todos estos factores unidos, dan como resultado una sensación de batiburrillo eléctrico, con distorsiones crudas y desapegadas, con más aspecto de ensayo que de álbum terminado, lo que propicia ese desorden lírico al sonido propio del disco, único y diferenciado de otras propuestas de Young.


"Mirror Ball" no es un disco de rápida asimilación, el caos en las estructuras sónicas, la falta de un tema vendible que marque el sendero a seguir como oyente y la aspereza del sonido en general, no lo ponen facil, hasta que se empiezan a desenredar algunas canciones como "I'm the ocean" o "Downtown" y el auténtico y genial Young comienza a emerger de entre la niebla viscosa y oscura propiciada por el sonido encapotado y los raídos tejidos propios del grunge.

Y es que "Mirror Ball" es - junto al precedente "Sleeps with angels" (1994) - el episodio más claramente grunge que nos ha ofrecido Neil Young. Más cetrino en el caso de "Sleeps with angels" y más contundente y sucio aquí, con una renuncia tácita al brillo sónico y al virtuosismo, actuando bajo el mandato de una base rítmica impenitente y redundante y transitando entre la jungla de distorsiones la voz nasal de Young, que transporta unas melodías mucho más redondas de lo que en un primer momento parecía.


Posiblemente el secreto mejor guardado de "Mirror Ball" sea ese, que las canciones se van descubriendo según aprendes a separar capas de ruido eléctrico y dejas que las líneas melódicas se inpongan, cuando se alcanza este mantra se llega a la grandeza que - en opinión de este redactor - anida en los surcos de este extraordinario disco.

Un disco que no se mira al ombligo ni se atiene a la autocomplacencia, que deja caer su mensaje sin pretender embaucar a oyentes propiciatorios, que expande su nebulosa y deja al albur de cada cual aventurarse o no dentro de su laberinto de atmósfera inquietante y pesarosa, de su sonido ceniciento y sus melodías confusas y mimetizadas entre ataques distorsionados. En resumen, uno de mis discos preferidos del gran Neil Young, que este año cumple treinta veranos y que sin duda es uno de mis discos de los noventa.

Comentarios

  1. Un disco excelente, estoy de acuerdo contigo y con la descripción que de él haces. De las dos canciones que has querido destacar quiero subrayar "I'm The Ocean", pura emoción eléctrica.

    Abrazos, Jorge.

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    1. A mi también me gusta muhco ese tema, y también la que he elegido para el post "Big green country". Siempre me ha gustado mucho este disco y con el paso de los años, más.
      Un abrazo.

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  2. De las excelentes reflexiones de tu entrada destacaría ese... "Y es que "Mirror Ball" es - junto al precedente "Sleeps with angels" (1994) - el episodio más claramente grunge que nos ha ofrecido Neil Young". De hecho, a Neil se le ha calificado, lo sabemos todos, como padrino del punk y del posterior grunge, dos estilos que, dejando al margen sus diferencias, vienen a suponer un claro ejemplo de ruptura, de revalorización del choque entre melodía y crudeza.
    Young se revitaliza durante la década de los 90 y este "Mirror Ball", sin llegar quizás a sus obras más valoradas entonces ("Ragged Glory", "Harvest Moon" o "Sleeps With Angels") le coloca en muy buena posición, la de un artista que sabe compartir, en este caso con Pearl Jam, su gran calidad a los tiempos que corren.
    Abrazo,

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