Etiquetas que administran y amalgaman de manera imprevisible, jugando con la lógica y el sentido musical que prima como elemento tradicional...
Por Jorge García.
Tal vez habría que buscar como 'culpable' del hecho constatado de que "King for a day, Fool for a lifetime", quinto álbum de la formación californiana de San Francisco Faith No More, no obtuviese el éxito que al menos un servidor cree que merecía, en la 'realidad objetiva' de que sus dos discos precedentes alcanzaron categoría de Greatest Hits.
Y es que con la llegada de Mike Patton como cantante de la banda, coincidiendo con la creación del célebre "The Real Thing" en 1989 (reseña), Faith No More se aúpa hasta el vértice superior de la pirámide del éxito con su embrollada fusión de Rock, Funk, Metal, Hip-Hop o Hardcore.
Etiquetas que administran y amalgaman de manera imprevisible, jugando con la lógica y el sentido musical que prima como elemento tradicional, para crear con esta actitud un concepto no siempre manejable o acomodaticio.
Estas facultades, que hicieron de la marca un top en listas y también en preferencias tanto de público como de crítica, en "King for a day, Fool for a lifetime" ya no eran tan novedosas y por ello se recibieron con menos entusiasmo, a pesar de que los motivos de loa no cedían terreno en esta nueva entrega del grupo.
Cierto que el disco desprendió algunos singles que dejaron impronta de su contenido, que volvía a resultar impactante y dotado de una delirante variedad que no arremetía contra otras cualidades como la coherencia o el equilibrio. Escúchense, para corroborar este aspecto, temas como la hierática "Digging the grave", la reptante y apabullante "Ricochet", la distinguida, sensual y sedosa "Evidence", la flamígera explosión en clave de Hardcore y Hip-Hop con letanía de himno de "The gentle art of making enemies" o la irresistible incursión funky de "Star A.D.".
La adicción sónica y el flemático modo de entonar y cantar de Patton, las melodías siempre ajustadas y funcionales de creación coral y una producción, obra de Andy Wallace, capaz de ensamblar todas las partes de un todo frenético en actitud, elástico en influencias e inspirado en calidad y resultado, dan como resultado un disco imprescindible de una gran banda como fue, es y será Faith No More.
Muy de acuerdo, Jorge, este disco quedó a la sombra de "The Real Thing" y "Angel Dust", pero es una joya. Otro que reivindico es el "Sol Invictus" que supuso el retorno de Faith No More hace diez años.
ResponderEliminarUn abrazo.