Hand Habits - Placeholder (2019)



...un cálido, melancólico y quebradizo disco en el que esta joven cantante y compositora nos habla de decepciones, anhelos, del perdón o de tragedias pretéritas...

Este año, debo decir que hasta la fecha, las mujeres son las principales protagonistas de mis escuchas musicales.

Hoy traigo a otra dama a la palestra: Se trata de la neoyorquina afincada en L.A. Meg Duffy, que lidera como único miembro estable, la formación Hand Habits que hace escasas fechas ha puesto en circulación su segundo disco largo, "Placeholder", que supone un más que feliz alargue del estupendo "Wildly idle (Humble before the void)" de hace dos ejercicios.

Duffy no es una neófita en el mundillo: ha actuado como músico de estudio y en directo junto a referencias bastante incontestables como The War on Drugs o Kevin Morby.

Si bien su debut en formato elepé fue grabado en su propia casa y aprovechando ratos libres entre actuaciones, para esta continuación se ha metido en un estudio, con un experimentado grupo de músicos y vuelve a producir ella misma el material, aunque en esta ocasión con la ayuda de Brad Cook.

El resultado de las sesiones es un cálido, melancólico y quebradizo disco en el que esta joven cantante y compositora nos habla de decepciones, anhelos, del perdón o de tragedias pretéritas; siempre en un tono de desánimo aparente pero dentro de la luminosidad vocal que desprende su candorosa y tierna voz.

Las canciones se expanden sobre un mantra sónico que podría calificarse como un folk de efluvios eléctricos con adición de órganos o saxos que suenan en la letanía, acurrucados entre los sentimientos que exhala cada copla de las doce que nutren "Placeholder".

Con analogías sónicas y dramáticas que empastan la música de la neoyorquina con arquetipos como Sufjan Stevens o Kevin Morby, el disco supone un recorrido afligido y un tanto lineal (quizá su único pero) que empapará los sentidos y embaucará gracias a unas bondades melódicas y sónicas que se harán evidentes según se apiñen las escuchas en el tiempo.

El disco fue presentado con la canción que da título al disco primero, y con la preciosa "Can't calm down" después, una acongojada copla sobre el arrepentimiento.



Pero el tono pesaroso y atribulado recorre todos los rincones y piezas del trabajo: "Jessica" es otro bonito tema en el que se relata una tragedia pasada, y en la también estupenda "What lovers do" nos habla de un doble y sensual amor.

Aunque tal vez mis momentos favoritos vengan con las tiernas "Yr year reprise", "Are you serious" o la pesarosa copla acústica "Wildfire", sin olvidar la maravillosa y refulgente "What's the use".

Un 'intermezzo' electrónico y bastante superfluo titulado "Heat" divide en dos el disco y es posiblemente lo único que perturba la desazonada atmósfera de este precioso disco que desde aquí recomiendo sin reservas.



Reseña publicada el pasado 14/03/2019 en el Exile SH Magazine.

Comentarios

  1. Me gustó. Más que el primero. Es una buena noticia.

    Gracias.

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    Respuestas
    1. Si, estoy de acuerdo, mejor que el primero. Ojalá podamos escucharlo en directo.
      Abrazos.

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