Eerie Wanda - Pet town (2019)



  ...un trabajo que difícilmente dejará a nadie indiferente: por especial, por personal y también por bonito...

La artista que traemos hoy aquí proviene de Croacia y se llama Marina Taric, aunque artísticamente utiliza el apelativo de Eerie Wanda.

Aunque en realidad nació como yugoslava dentro del antiguo orden geográfico imperante en los Balcanes, cuando contaba con seis años de edad la guerra la convirtió a ella y a su familia en unos refugiados que tuvieron la fortuna de poder conseguir asilo en Holanda, allí creció, y se convirtió en la singular y estupenda artista que hoy es.

Actualmente reside en Amsterdam y desde allí nos ofrece su segundo elepé titulado "Pet town", un trabajo que difícilmente dejará a nadie indiferente: por especial, por personal y también por bonito.
La música de esta joven es serena y tierna, o al menos a un servidor le transmite serenidad y le hace sentir ternura, ambas cosas no son fáciles de hallar en estos tiempos.

Poseedora de una bonita voz con la que moldea su canto dotándolo de una suerte de sensaciones de melancolía optimista y sencillez, su estilo es básicamente acústico, pues esa voz se mece sobre la guitarra acústica, aunque según avanza el disco escuchamos numerosos y poco habituales instrumentos que dan un toque a veces ínfimo, pero siempre apropiado y trascendente al conjunto. La percusión cuenta con elementos diversos y discretos (incluidas palmas), que trazan el ritmo apropiado para cada una de las calmadas y hermosas melodías que contiene el trabajo. Además Marina dobla su voz creando efectos corales sumamente originales y muy cálidos.

Pues es la calidez otra de las características que este escriba cree percibir cuando de escuchar este disco se trata, junto a la ternura antes apuntada y una calma casi ecológica, bien pensado el sonido, básicamente folk, de este precioso disco, es en cierto modo ecológico.

Otro aspecto diferenciador del disco es que fue concebido en una época de soledad, según ha confesado la propia artista, por lo cual ha sido grabado de la misma manera, interpretando cada músico su parte por separado, en sus casas, y montando luego las diferentes piezas resultantes como si de un mosaico se tratase.

La soledad es un elemento recurrente en los textos, aunque yo percibo la esperanza de los que buscan la luz a pesar de la aparente oscuridad del entorno inmediato.

Aunque el trabajo es presentado por el tema que da título al disco, ya habíamos tenido oportunidad de sorprendernos con la belleza de dos adelantos previos a la publicación de "Pet town" como son las preciosas: "Moon" y "Sleepy eyes" que ya anunciaban lo especial que era lo que estaba por llegar.



Confieso que todo el disco me gusta mucho, hace que me sienta bien escuchándolo, tal vez esa soledad que exhala empasta con mi actual estado de ánimo, pero me hace sentirme genial escuchar temas como la reconfortante "Big blue bird"; la de esencia mediterránea "Magnetic woman"; o la reflexiva "Couldn't tell".

Ignoro si este disco llegará a muchos oídos. aunque me imagino que pasará bastante desapercibido, yo lo estoy disfrutando mucho, me parece hermoso y acogedor y creo que merece una reseña elogiosa, y esta desde luego lo es, o he pretendido que lo sea.

Reseña publicada el pasado 2/03/2019 en el Exile SH Magazine.

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