La triste nochevieja de Addi, ¡Feliz año nuevo!


Tan sólo ha bajado tres escaleras cuando el viejo Addison de Witt se da media vuelta y desanda lo andado, se sitúa frente a la puerta y comprueba que ha cerrado con doble vuelta, las fiestas como éstas son perfectas para que los cacos hagan el agosto, murmura malhumorado ante la perspectiva de cerrar el despacho durante un día y medio.
El testarudo escribiente no sabe que hacer en días como hoy, nochevieja. Piensa que se trata de una noche de despilfarro y frivolidad, un día normal y corriente únicamente modificado como festividad por los dueños de los establecimientos de hostelería, que junto a los cacos y los vendedores de pirotecnia son los que salen ganando en un día como hoy.
Mientras camina por la calle observa con impuesto desprecio esculpido en el rostro la alegría de los que le rodean, no sé de dónde coño ha salido esta moda de abrazarse a todas horas, creo que es otra idiotez que le debemos a la tele, gruñe para sus adentros observando con avinagrada expresión como dos amigos se abrazan en la puerta de un bar deseándose un feliz año nuevo.
Un grupo de chicas brinda en la terraza de un bar con champán, se besan, ríen mucho y la alegría que disparan sus ojos agrede al huraño Addi, que no tiene con quien beber ni reír, estas paletas seguro que no vuelven a probar el champán hasta dentro de un año que se vuelvan a reunir para hacer el ridículo, susurra por lo bajo al tiempo que aparta de un manotazo a un niño que lanzaba al aire un rollo de serpentinas.
Finalmente llega a casa, agotado y de mal humor. Por las ventanas entra la algarabía y el jaleo de la calle, en la parte que da al patio trasero se arraciman a lo largo de la fachada las ventanas de las cocinas, por el oscuro tubo de caravista alumbrado de blanco fluorescente asciende el aroma de los manjares que serán devorados sin cautela en unas horas por sus vecinos. Abre la nevera y saca unas salchichas y un par de huevos, ésa será su cena, no piensa acometer ningún desmán económico para despedir un año que por otro lado no ha tenido nada que lo haga digno de ningún tipo de tributo u homenaje.
Para Addi 2018 ha sido un año más, un año de soledad y decepción, la decepción que sufren irremediablemente los que anteponen lo que no tienen a lo que han conseguido, los que actúan pensando en ellos y en el reflejo que sus actos tiene sobre el resto, un resto siempre merecedor de crítica y burla, de sátira y menosprecio.
La soledad que se acomoda en el alma del avaro y del cobarde, del que entiende lo sublime como un estado de abstracción ante el vecino, ese que vive siempre ajeno a las grandezas del intelecto y de la moral. El olvido es una especie de cordillera montañosa donde no corre el viento y el único sonido es el eco de una voz que brama ante el paisaje por su desgracia, por su soledad... el olvido y la soledad son siameses de una vida abortada por falta de empatía e ilusión.
El teléfono rompe el silencio y rasga la cortina de guitarras de una canción de Copernicus Dreams que empapa de nostalgia la nochevieja de Addi. Contesta de mala gana, era su viejo discípulo, Jorge, quien a pesar de conocer mejor que nadie sus humoradas y rarezas, de ser en no pocas ocasiones diana de los dardos emponzoñados de crueldad del arisco escribiente, año tras año le llama para intentar convencerle de que pase el año nuevo con él, que no se quede solo en esa vieja y apelmazada casa. Brindarán con champán le dice, y degustarán una buena comida, comerán las uvas y se desearan lo mejor para el año que está a punto de comenzar, al fin y al cabo siempre hay esperanza y mañana vuelve a salir el sol, y el olvido no es el mejor hogar, y la soledad deja mucho que desear como compañera.
Por supuesto el hirsuto vejestorio echa de la línea a su antiguo alumno con cajas destempladas, mejor solo que mal acompañado, gañan, le grita con la mandíbula estirada y desquiciada, a punto de rasgarle las mejillas. Después sube la música, "Good bye, my lady" le pareció un tema apropiado, termina de cocinar sus salchichas y sus huevos, y mientras el mundo come las uva y hace promesas en la medianoche más mágica y luminosa del año, llora un año más su soledad en silencio, con la cabeza alta y sujeta por la soberbia y el corazón roto y olvidado entre músculos y costillas ya abarquilladas.
Os deseo a todos que el viejo Addi sea la persona más contraria a vosotros, que su influencia sea un ejemplo a evitar y del que huir. Y os pido por favor que disfrutéis de una noche de esperanza y que el año entrante os traiga al menos alguna de las ilusiones, necesidades y objetivos que sin duda merecéis.
¡Feliz año 2019!
¡Urte berri on!

Comentarios

  1. Tenga un feliz año y q addi no se convierta en mr scrooge

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  2. Así haremos, Addi… digo Jorge. Sacaremos la esperanza de donde sea.

    Besarkada bat eta urte berri on!!

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  3. Igualmente Jorge.que no nos falte la ilusion ni la musica.Feliz año

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  4. Salud, salud y mas salud y también algo de felicidad.

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  5. Todos sabemos que al final Jorge se saldrá con la suya y arrinconará al huraño Addi el viejo. Y también queda la buena música.
    Salud y lo mejor para este nuevo 2019.
    Abrazos,
    JdG

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  6. Veo que no tenéis nada que ver con el huraño Addison de Witt, siempre es mejor la luz que la oscuridad.
    Os deseo un montón de cosas buenas para este año, y que nos sigamos viendo, leyendo y compartiendo música.
    Urte berri on!
    Salud.

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  7. Gracias Addi por darnos unos minutos de reflexión que tanto necesitamos y más en estos días tan especiales.
    Y gracias Jorge por recordarnos esa maravillosa canción de Copernicus Dream.

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    1. Gracias a ti Iñaki, y a los Copernicus. Feliz año nuevo amigo.
      Abrazos.

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  8. Alguna de las reflexiones de Addi no son desacertadas, pero hay todo un año para ser crítico y por unas horas, debió dejarse engatusar por su discípulo.
    Buen y feliz Año, y que la música nos acompañe!
    Muxus!

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    1. Hay que reconocer que el amigo Addi tiene parte de razón, pero es mejor vivir la vida y compartirla con la peña que mola, aunque sea por unas horas.
      Feliz año!!!
      Muxus!

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