M. Ward - "What a wonderful industry" (2018)


Conocí a M. Ward hace varios años gracias a su proyecto junto a Zoey Deschanel. Tras flipar con "Transfiguration of Vincent", me cautivó y acuarteló para siempre en su ejército de seguidores con "Hold time".
Le conseguí ver en directo en el Azkena Rock de hace unos años, y después repetí en la sala Azkena de Bilbao, en un concierto agridulce en parte por el carácter del artista y en parte por la actitud absurda y maleducada de una parte (ínfima) del público.
Sus dos últimos trabajos, sin ser malos discos en absoluto, debo admitir que me decepcionaron un poco y tal vez no les he dado mucho recorrido, en especial a "Hard rain".
Este 2018, en la frontera que limita entre el final de la primavera y el principio del verano, sin anuncio previo y por sorpresa, publicaba "What a wonderful industry", un trabajo en el que ironiza con cierto tono de amargura, pero sin que ya le afecte demasiado, sobre la industria del disco, sus tejemanejes y sus negocios, ¿qué les voy a contar?.


El disco no supone grandes novedades en cuanto a sonido y esencia, sigue sonando a folk y a pop elegante y atmosférico, a country alternativo y con ese aire crooner tan especial y gaseoso, sigue sonando a M. Ward, y ésto, de inicio ya es una buena noticia.
Pero las buenas nuevas no terminan aquí, continúan según van transcurriendo canciones. Se nota que estamos ante algo especial desde el inicio, fuertemente marcado por la guitarra twangy de "Arrivals chorus" que encandila y pone en aviso al oyente sobre lo que está por venir.
Y es que un servidor entiende que este disco gana a sus antecesores por las canciones, por las composiciones, manteniendo la excelencia en lo que envuelve a estas, que no es otra cosa que el inconfundible sonido y la vaporosa voz de M. Ward.
Canciones que apenas superan los tres minutos y medio y que poseen un poder de adherencia importante, como demuestran los estribillos de "Miracle man" y "Sit around the house", la cálida brisa que parece orear la bonita melodía de "Motorcycle ride", o la magia de la pradera de sus tonadas más country-folk como "Kind of human", "war & peace", "Poor Tom", o la fronteriza "Return of Neptuno's net".
"A mind is the worst thing to waste" es un tema marca de la casa, y no puedo olvidar los temas más íntimos y acariciadores como son las magistrales "Shark" y "El rancho".



Se cierra el disco con la estupenda y optimista "Bobby" que me recuerda al Bowie de su época folk.
El nuevo disco de M. Ward es una compilación de temas estupendos, que suenan a lo que tienen que sonar y que inciden de manera afilada y sin ambigüedades sobre la industria de la música y sobre todos los tiburones tigre que deambulan por ella, tipos que la corrompen tragando sin degustar y asistiendo a terapias varias.

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