Jeff Rosenstock - "Post" (2018)


En estos días oscuros, en los que muchos pensamos que la derecha -la española, la de siempre- pretende volver a gobernar las opiniones, esperanzas, sentimientos, reacciones y pensamientos de los infieles, -también los de siempre-, uno se pregunta si en este país que empieza a ver teñida su realidad de color sepia, sería posible un disco como "Post", última soflama del norteamericano Jeff Rosenstock.
Me pregunto y me respondo: NO. La verdad es que a día de hoy, ni este ni ningún trabajo de Rosenstock serían posibles en esta España que empieza a aflorar el seco y añejo aroma a historia, a arcaico, como a barquillos o a churrería. O al menos No sin que el interfecto se vea metido en líos judiciales con peticiones de prisión por vaya usted a saber qué delitos disparatados y catones.
En su último disco, Rosenstock sigue dando rienda suelta a su lengua, soltando todo lo que piensa sobre aquellos temas que como los malos olores, se elevan desde las cloacas trepando por los pellejos de los americanos, pudriendo morales e intoxicando comportamientos, deteriorando humanidades y convirtiendo a la sociedad en esa especie de ciborgs programados para la obediencia y la sumisión.
Y lo que vale para USA vale para España, no nos hagamos los suecos.
Siguen las arengas contra el capitalismo salvaje, las barricadas a favor de las clases populares, la exigencia de calidad de vida para todos y se continúa posicionando en contra de las injusticias sociales. Destila el elepé un ácido sentimiento de desesperanza que se ve acrecentada por la llegada al poder de Trump. Es más oscuro y desolador en sus textos que precedentes trabajos, más denso y menos urgente e impactante que aquél "Worry" que me dio a conocer a este artista, da la sensación de que continúa dispuesto a plantar batalla, pero el entorno de lucha luminosa y actitud positiva se diluye aquí, venciendo un mantra más pesimista y un tanto derrotista.


El envoltorio es el habitual, unas melodías pegadizas, sencillas, de base pop que se desarrollan entre guitarras que rugen, teclados, ritmos incontenibles y voces que unas veces miran al punk, otras al powerpop y otras a un pop de perfiles dorados.
La actitud y el leit motive de todo esto se encuentra en la incendiaria "USA" que abre el disco, es como si Rosenstock se convirtiese en una válvula de seguridad que expulsa todo lo que necesita decir para no explotar.
Tal vez en este disco al amigo Jeff se le vaya la olla en algunos pasajes instrumentales de base electrónica o rellena de ornamentos de guitarras y voces que pecan de largos, dejando de lado los temas de un minuto del anterior disco. Este exceso nos lo encontramos en esta inicial "USA" o en la que cierra el álbum, de tono más rocoso y guitarrero, un grito agrio a favor de la justicia de los que normalmente no la saborean nunca y que se titula: "Let them win".
Entre una y otra, se despliega ante el oyente el habitual catálogo de temas apasionados y subversivos, con la esperanza en el futuro como fugaz argumento en la frenética "Yr throat" o la punkarra "Powerlessness". Un oasis en un desierto de desesperanzas, no perder de vista temas como la irresistible "All this useless energy". 
La fijación de Rosenstock en las melodías y ambientaciones 'made in Broadway' se evidencia en temas de esencia introvertida y crítica como: "TV stars" o "9/10", ambas estupendas.
Un tema más optimista es el single "Melba" sobre un esperanzador volver a empezar, mientras el urgente corte de menos de dos minutos y que recuerda a los Ramones"Beating my head a wall" inyecta actitud y nihilismo.



Continua Jeff Rosenstock golpeando con su lengua justiciera a los cimientos de la hipocresía y el inhumano capitalismo salvaje e infectado, así como clamando en pos de la libertad, justicia e igualdad. En este mundo maquillado por los medios, retorcido por los políticos y sus dueños las multinacionales, estos principios están condenados a ser quimeras por las cuales luchar y ser, una y otra vez, perseguido, criticado y odiado por ello. Con tono más oscuro y apagado en cuanto al énfasis, pero con ganas de gritar como siempre, se desarrolla este nuevo elepé del bueno de Jeff Rosenstock, un muy buen disco de nuevo, recomendable.

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