Natural Child - "Dancing With Wolves", 2014

Hace apenas un par de meses hablábamos aquí de un joven terceto de Nasville llamado Natural Child, contábamos el primero de sus tres discos, que nos encantó por su fe en el rock clásico, demasiado mimetizado en Stones pero con pinceladas propias en la genética de sus canciones.


El disco del que hablamos entonces fue "1971", su prometedor debut en 2011, el año 2013 nos trajo dos discos mas: "For The Love Of The Game" y "Hard In Heaven" en los que el grupo ya presentaba planteamientos propios, comenzaba a desligarse de los clásicos para, sin olvidar su creencia por el rock de toda la vida, empezar a dejar toque personal en sus trabajos, ¡bien por ellos!.
Buenas críticas y giras, meses de gran actividad y finalmente al estudio con nuevas ideas y canciones, cambios, el mas fragante el que ha convertido al terceto en quinteto con la incorporación de Benny Divine a los teclados y Lucas Schneider a la pedal steel guitar.


Estas incorporaciones nos ponen sobre la pista de los nuevos pasajes sónicos que busca el grupo y que en este "Dancing With Wolves" encuentran, un sonido mas apaciguado, menos riffs y mas acordes, menos ronquera en la voz de su sonido y mas terciopelo, una mayor riqueza en la formacíón instrumental de los temas y mas crepúsculo en la atmósfera sonora, menos rabia y mas raíz, pero todo ello sin perder la esencia de su música.
Y como digo, encuentran en gran medida lo que buscan, y no era empresa fácil, en este cuarto proyecto, los de Nashville presentan un disco mas pegado a la tierra que les vió nacer, los influjos Stonianos y de Faces prácticamente han desaparecido, no se advierte ese mirar de reojo a The Beatles, y desde luego de aquellos guiños a Ramones o Replacements se han diluido entre sonidos de steel guitars que countryfican alguno de sus temas como la delicada "I'm Gonna Try", country de clásica forma sónica y relajada melodía.


La perdida de fiereza no quita rock a su propuesta, la incorporación de teclas si aporta riqueza al conjunto en cambio, así se nota claramente en el primer corte, dominado por los instrumentos de los dos nuevos miembros, wurlitzer que empieza jazz y termina Honky-Tonk y pedal steel guitar arropando una guitarra que carraspea y puntea con pundonor sureño y cabalga sobre una efectiva base rítmica llevando en horcajadas una melodía en medio tiempo que embriaga, un gran tema para comenzar y gritar la nueva propuesta de la banda desde el segundo uno con este "Out In The Country".
Mas guitarras carraspeantes, base rítmica desbocada, pedal steels y al ataque con un tema adrenalitico, bailable, garajero incluso un pelín punk, aquí si asoman desde lejos los Ramones, un tema absolutamente enloquecido que responde al título de "Don't The Time Pass Quickly".
The Band parece  presentarse ante nosotros en los primeros acordes de la fantástica "Country Hippie Blues", con un buen trabajo vocal de conjunto, las voces también evolucionan en esta cuarta entrega. "Firewater Liquor" es un tema paranoico y de servidumbre a la liturgia mas psicodélica y febril de The Doors gracias en parte al soberbio trabajo al hammond.
Órganos y acústicas que se disuelven con la steel cubriendo la voz, que solo se distingue, trayendo una melodía tímida y discreta en "Bailando con Lobos", este sugestivo tema da paso a otra mas racial y sureña, rock porque si, con sus riffs, sus steels aullando y su estribillo explosivo en esta gozada de corte titulado "Saturday Night Blues".



La incorporación de Lucas Schneider da un giro importante al sonido del grupo, esto queda claro en "Rounder" un exquisito tema country-rock que tiene su steel como protagonista, ecos de America y coros en un estribillo que bien podrían haber firmado los primeros Eagles, un tema fabuloso de verdad.
Vuelve el sabor de la tierra en la acústica y crepuscular "Nashville's a Groovie Little Town", a la que una armónica que suena a madera da temperatura y una vocalidad etílica llena de nostalgia el latido de esta hermosa canción del sur, sencilla y compleja como solo los temas que se engendran a orillas del Mississippi saben ser, evocadora y desesperanzada.


Y se acaba el experimento, resuelto de forma triunfal con "Last Song", acústicas y steels, cuerdas y voces que surgen de la tierra que fuera de los cow-boys y en la que aún el espíritu de estos emana eflujos de melancolías románticas, lloros a la aurora tras el alcohólico recuerdo de la mujer perdida, otra vez las voces sonando al unísono, (que mejora en los coros por parte de estos jóvenes en este trabajo), y letanías de country plañido al rojo amanecer, bella despedida.
Un paso adelante, o atrás, según se mire, en el sonido y personalidad de este grupo que sigue aumentando las dosis de substancias sónicas que inyectan en sus cada vez mas calmadas pero intensas composiciones, han creado un disco mucho mas amable sónicamente, en ocasiones se echan de menos los riffs fibrosos y agresivos de anteriores trabajos pero también se agradece la sutilidad de las melodías y la redondez del sonido, un paso mas el dado por una banda de rock, que como dije en su día, hace un par de meses, recogen la herencia de los grandes.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo esos toques lisergicos y la mayor melodía hacen mucho más disfrutable su música

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    1. Han crecido bernardo, y cuando se crece normalmente se gana en unas cosas y se pierde en otras, creo que en general salen ganando.

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  2. Bueno parece que al final si te a gustado, me alegro mucho socio. Saludos a todos

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    1. Si que me ha gustado y además me ha sorprendido, es bastante diferente a lo anterior.
      Gracias amigo. Feliz domingo.

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  3. Hoy lo he escuchado otra vez. Me está gustando aunque este año me está costando seriamente dar el sí definitivo a las novedades. Abrazo.

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    1. Yo debos estar en plan benebolo porque estoy dando el pase a bastantes cosas, luego lo mismo me paso seis meses que no me entra nada, pero de momento si, de hecho este me gusta pero no es de los que mas, The Gravel Project y Robben Ford, ademas de Benmont Tench me tienen loco.
      Un fuerte abrazo.

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  4. Los grupos y la moda hippie marcó un antes y un después en nuestra era. El estilo de vida, los valores y las costumbres hippies transformó nuestra sociedad. Hoy en día, solo persiste pequeños reductos de moda. Las prendas y ropas hippies se ponen de moda cada cierto tiempo.

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