Robben Ford - "A Day In Nashville", 2014. Una velada de ensueño de Addison en la ciudad de las canciones...

Nashville es la ciudad mundial de las canciones, allí es precisamente donde el impredecible Addison de Witt ha decidido pasar unas merecidas y caras vacaciones.
En la habitación de uno de los hoteles mas caros y estrellados de la ciudad el reflejo del espejo muestra el perféctamente rasurado rostro de Mr de Witt bajo una perfecta obra de escultura capilar lograda gracias a los milagros que una gomina de calidad es capaz de oficiar en cabelleras de escasos recursos como la de nuestro amigo.


Una rosa roja penetra en el ojal de la solapa de un imponente y negro smoking, la seda rodeando la cadera de nuestro amigo, una faja de elegante gris perla a juego con la pajarita ambas sobre un fondo de cegadora blancura.
Un par de zapatos negros y brillantes como si hubiesen sido producto de la unión carnal de un zafiro y una esmeralda se detienen ante la puerta nº 69, (¿casualidades del destino?), del mismo establecimiento hotelero, tras la puerta la que será la pareja acompañante de Addi termina de dar los últimos retoques a un rostro con muchas mas batallas de las que el costoso maquillaje permite que sean evidentes a simple vista.
Dos zapatos de aguja de un sanguinolento y opaco rojo descienden del taxi y se aproximan a la puerta del local de moda de la ciudad, al que solo con un importante enchufe, mas conocido como influencia entre la fauna de la alta clase turista de Nashville, se consigue acceder, allí una cabellera de artificial pero favorecedor rubio platino lanza destellos de brillo en derredor al tiempo que unos marfileños dientes sonríen a Addison quien asido del brazo enguantado de la dama penetra en el local saludando al conserje que con lustrosa chaqueta blanca con botonadura de falso dorado da las buenas noches al Sr de Witt y su vaporosa acompañante que deja su armadura de astracán a la intencionada y desfasádamente peinada joven que sonríe tras el mostrador del guardarropía.
El local esta atestado, un bosque de sky que pretende parecer piel en los sillones y taburetes se mezcla con setos de fornica que intentan disimularse como maderas nobles sin conseguirlo, entre unos y otros un sendero de elegante pero barata moqueta morada los conduce hasta la dorada y lustrosa barra de latón y madera de baja calidad forrada de terciopelo salpicado de botones de PVC.


En el escenario, el plato fuerte del garito, un cantante joven y de evidente carisma domina la estancia con mirada de confianza en si mismo, en su voz de seda y en su virtud cuando de acariciar las seis cuerdas de su guitarra se trata., su nombre, famoso en toda la ciudad: Robben Ford.
Traje color crema, elegante, favorecedor y como escolta unos profesores de combinados uniformes, blancas las chaquetas, negros los pantalones, habilidosas las manos para excitar las fibras nerviosas de sus instrumentos y hacer mas sublimes los sonidos que las nueve canciones que su líder les propone cada noche, los nueve delirios de un disco que firma el tal Ford y que responde al titulo de "A Day In Nashville", justo lo que Addison esta dispuesto a terminar con lascivo y concupiscente éxito.


Así, mientras el camarero sirve a la pareja un primer "Manhatan" da comienzo bajo el neón del escenario el repertorio encargado de dar justa respuesta a la tan comentada fama del lugar y del interprete gracias al cual la caja registradora termina a rebosar noche tras noche.
"Green Grass Rainwatter" es el tema de apertura, deliciosa mezcla de blues y R&B de viejo cuño que suena como debían sonar estos temas en otros tiempos, con la elegancia por bandera y la distinción como seña de identidad, canto limpio y sonoridades celestiales en guitarras y vientos, mucho mas dulce que el "Manhatan".



Mas rítmica y con una guitarra de celestial tono blusero que da paso a una bien emitida voz baritonal, fuerte empaste con la percusión y feliz discurrir melódico con aire crooner en el conjunto, vibrante solo de guitarra de cálido acento, y deliciosa cobertura de teclas y vientos en un tema simple y llanamente maravilloso que lleva por título "Midnight Comes Too Soon". Mismo aire crooner en otro delicioso corte: "Ain't Drinking Beer No More", con coros de tono cabaretero y cuerdas que ofician de fino acompañamiento viajando a horcajadasde un celestial órgano y solo de trombón de evidente vocación jazzistica, es hora de cambiar los "Manhatans" por un "Nueva Orleans".
Guitarras y vientos mas oscuros y decidídamente jazzisticos con guitarras de connotaciones mas maliciosas, con hammond de fondo envolviendo una base rítmica nerviosa y obsesiva en el instrumental y blusero "Top down Blues".


Es hora de recorrer la pista, impensables y elegantes movimientos de Addison bajo los focos mientras amoroso sujeta entre sus brazos a la veterana de guerra que armada con su carísimo vestido negro responde con la misma destreza a los mecánicos y estéticos pasos de Addi, todo al bailable y sedante ritmo de la insinuante melodía de "Diferent People".
Mas rockera se las promete "Cut You Loose" catada con sutileza y franqueada por un hammond y una guitarra de agresivo tono de terciopelo, ritmo sincopado y melodía menos amable pero mas directa, momento justo para volver a reunirse con las copas en la barrra y allí dosificar miradas y frases de calculada promiscuidad mientras un enorme solo de órgano demuestra la destreza de Ricky Peterson a las teclas.
Ritmo de blues con concesiones al soul en la deliciosa melodía sincera y ardiente en el espíritu de "Poor Kelly Blues", un blues de esos que parecen que se han gestado entre dos seres del mas allá en una noche de brujas en el centro justo del cruce de caminos que oculta el secreto del Delta, otro corte sublime de una noche de música embriagadora y de permanencia paradisiaca...o infernal, no lo se después del solo de guitarra de este tema nocturno y evocador.


Es hora de mojar el gaznate con algo mas fuerte, tequila reposado puede servir para encajar las guitarras mas alérgicas y rasgadas de "Thump and Bump", ácido influjo y contaminado sonido en un tema instrumental que empasta con el tequila como si fuesen unidos por el destino.
Y ya se anuncia el final, protestas de un embriagado y elegante público que no sale de su embrujo ante la sucesión de hechizos musicales con que Robben Ford les esta rociando desde la tarima de su escenario, sin prisa pero sin pausa ha ido desgranando una amalgama de blues, R&B, jazz en muchas ocasiones con el ácido como ingrediente estrella e incluso pinceladas de soul en un entorno canoro propio de un crooner cincuentero, y en esta misma temática se mueve el movido y disparatado ritmo con ínfulas country aderezado de guitarras y hammonds de fuerte ritmo rutinario del tema que cierra noche y disco: "Just Another Country Road".

Ya en la habitación Addison aún no se ha recuperado del torrente de extraordinaria música que ha escuchado esa noche, hasta el punto de olvidarse por momentos de la compañía, desde luego mañana escribirá una elogiosa crónica, como no puede ser de otra manera, de ese artista brillante y virtuoso que ha deleitado las últimas horass de su "Dia en Nashville"...pero eso mañana, ahora esperan los botones de fino lapislázuri del camión de la dama que piden a gritos ser liberados de su circulo de lino blanco en su cárcel de seda violeta. Buenas noches Addi.
El disco de Robben Ford es una maravilla de principio a fin que dudo mucho no sea de los que pugnen seriamente por ocupar plazas de privilegio en los primeros puestos del aún lejano ranking de fin de año.

Comentarios

  1. Suena genial esto,,, a juego con el post. Felicidades.
    Un abrazo!

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    1. Te aseguro de que es un disco alucinante, con una mezcla de estilos muy bien calculada y genialmente moredara, te va a encantar.
      Un abrazo.

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