...en "Joven y Arrogante" podemos escuchar y vibrar con los Ilegales de cuatro décadas atrás...
Por Jorge García.
Hace más de cuarenta años que Ilegales empezó a fabricar canciones enfocando el punto de mira de su 'stick de hockey' hacia estilos como el punk y el rock; y hacia actitudes como el conflicto, la arrogancia o la juventud.
De todos aquellos ingredientes podríamos decir que en 2025 solo la juventud ha declinado su preponderancia, y no será por motu proprio de Jorge Martínez y Willy Vijande (los dos heróicos supervivientes de aquellos primeros años) sino porque al maldito paso del tiempo, ni tipos tan airados como estos le pueden ganar la partida.
No obstante, y haciendo un ejercicio de arrogancia - que ésta no entiende de cronologías - colocan junto a ella en su modo adjetival, el también adjetivo joven para dar título a su último disco, y que así no tengamos dudas de con quienes estamos tratando.
Todo lo dicho podría quedar en agua de borrajas en cuanto el plástico empezase a girar, comprobando que la provecta edad de los oficiantes ha traicionado a su tan cacareada arrogancia, creando un álbum vetusto, cuando no viejuno. No es así, en "Joven y Arrogante" podemos escuchar y vibrar con los Ilegales de cuatro décadas atrás, cuando ambos epítetos no eran solo supuestos o impostados, sino reales y comprobables en el calendario.
Y es que para sostener ambas actitudes (entiendo que se trata más de eso que de adjetivos) se me antoja imprescindible no traicionarse, y no tengo ninguna duda de que el amigo Jorge Martínez no se traiciona, ni creo que sepa cómo podría hacerse eso.
El rock y el punk y el pop, incluso algunos tenues acentos latinos que me parece descubrir en la evidente "Moloko", se vuelven a unir para - bajo el tamiz que Ilegales utiliza para filtrar todos estos palos estilísticos, con el fin de que suenen a lo que ellos quieren - conformar junto a un ramillete de atinadas composiciones y la retórica de siempre, un excelente disco.
No falta la melancolía, diseminada en diferentes entornos de la memoria, en el tema de título homónimo, "Luminoso viento nocturno" o "El face"; ni la auto-consolidación del 'yo' en "Es ansiedad" o "El efrit y la envidia"; ni la plasmación comprometida de realidades dolorosas, como en la extraordinaria "Orfanato minero".
Pero lo más importante es comprobar que Ilegales siguen una hoja de ruta escrita hace décadas, ¿quién sabe si sobre una servilleta de papel a las tantas de la madrugada en cualquier garito atronador?, pero con la que muchos aún comulgamos a pesar de las canas y que celebramos, para poder ajustar nuestros restos de arrogancia y apelar a las reservas de juventud que aún subsisten en nosotros. No se dejen vencer por la falsa modenstia ni por la senectud.
Se recomienda visitar la reseña que sobre este mismo trabajo ha publicado Vince Martínez en Exile SH Magazine.
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