Entrevista: Gonzalo Aróstegui Lasarte nos habla de "La figura de cartón"


Gonzalo Aróstegui regenta el blog especializado Ragged Glory, nombre inspirado en uno de los álbumes de Neil Young & Crazy Horse, donde el rock se mezcla con el jazz a través de una narrativa audaz y romántica. Además ha colaborado a nivel musical y cinematográfica en revistas como Exile SH Magazine o Ruta 66.
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Hola Gonzalo, un placer poder departir contigo otra vez a propósito de un libro tuyo. Parece mentira que hayan pasado siete años desde que comentamos los pormenores de “En los antípodas del día”, tu segunda novela.
En esta ocasión vamos a hablar de tu libro de relatos “La figura de cartón”, que ha visto la luz siguiendo un camino diferente al tomado en tus dos novelas precedentes.
“La figura de cartón” ha sido publicada gracias a una campaña de mecenazgo, o crowdfunding. El proceso ha sido llevado a cabo con la editorial Libros.com, que se dedica a este tipo de operaciones con campaña de mecenazgo y posterior publicación. 



ADDISON: ¿Qué tal la experiencia del mecenazgo y del proceso de impresión con esta editorial?
GONZALO: En general bien, pero se me ha hecho un poco larga la espera hasta ver el libro publicado. El mes en sí de mecenazgo fue muy estresante. La idea me la dio Juanmi Contreras, que publicó su excelente novela “Canciones de cuna y de rabia” antes que yo en libros.com.


AD: Imagino que es poco menos que imposible que una editorial apueste por la obra de un autor no consolidado o bendecido por diversas deidades. ¿Es necesario ser un valiente para lanzarse a publicar?
G: Imposible no, pero sí muy difícil. Si realmente quieres publicar lo puedes conseguir; eso sí, hay que ser muy tenaz.


AD: Se me antoja que las semanas de búsqueda de mecenas es dura, estresante. ¿Cómo lo viviste?, ¿Hay que convertirse en vendedor, al menos un poco?
G: Sí, como te he comentado es muy estresante. Lo de vendedor es tal cual, como anécdota que puede ilustrar el proceso te diré que un amigo me comentó que se sentía presionado. Y no le faltaba razón, me convertí en un auténtico azote para familiares, amigos y conocidos, ja, ja, ja.



AD: Si te parece vamos con “La figura de cartón”. Subdividida en tres actos: “Relatos de juventud, dolor y violencia”. Al leerla se aprecia cierta cronología, ¿es así? Quiero decir, fueron escritos cronológicamente, o la cronología se ha impuesto a posteriori, aunque fueron escritos en momentos aleatorios en el tiempo.
G: La cronología vino después, me pareció buena idea agruparlos así para dar una unidad al libro.


AD: Los relatos incluidos en la sección “Juventud”, ¿son los más cándidos?, escritos cuando aún no habías respirado demasiado veneno social, cuando los sueños eran algo asumible, ¿o son ejercicios de nostalgia?
G: Yo creo que son más los ejercicios de nostalgia que dices. Cuando eres joven tienes ilusiones, esperanzas, la emoción está a flor de piel. Eres, ciertamente, más cándido.


AD: Aquí dejas claro -más que en las otras divisiones- tu amor por el rock and roll. Me consta que es así, ¿Qué porcentaje de vivencia hay en estos relatos?... especialmente en el primero y el tercero.
G: Son los relatos con más componente autobiográfico, aunque las vivencias reales se mezclen con otras totalmente ficticias. El resultado es, sí o sí, ficción, la verdad de las mentiras, que diría Vargas Llosa.


AD: también hay en “Juventud” un cierto tono canalla, reaccionario. ¿Imagino que es prerrogativa de la edad en la que están circunscritos estos textos?
G: Lo dice el protagonista de “Bob Dylan y Lou Reed en una isla vasca”, “cuando eres joven eres estúpido, engreído y pretencioso, pero al menos eres algo”.


AD: Los relatos de la sección “Dolor” son los más duros. Hay opinión social y política, o lo parece. Y también exhalan cierta conciencia social, frustración y por supuesto dolor. ¿Corresponden a un ir despertando a la vida?
G: La vida es, principalmente, dolor y frustración, creo que queda reflejado en esos relatos. Mi conciencia social es sabida por quien me conoce, pero no me gustaría que los relatos trasmitiesen adoctrinamiento alguno.


AD: Además de dolor, siento también tristeza. El relato de “El triunfo de las máquinas” me parece tremendo, triste y descorazonador, me recordó a “Metropolis” de Lang. ¿Hay, efectivamente, esta tristeza en estas historias?
G: Me parece que la hay sin duda alguna. Me has dejado pensando con la comparación con el clásico de Lang, gracias por el halago.


AD: ¿Y decepción?, con el mundo, con los que nos han contado milongas que no eran sino cantos de sirena.
G: Quizá haya decepción en “Autoedición”, en el resto de relatos y personajes no la veo. Pero tu visión es igual de válida, si no más, que la mía.


AD: Es que creo que en este espacio de “Dolor” es donde más nos encontramos a Gonzalo Aróstegui Lasarte, el ser humano. Parece que disparas más que escribes, no sé, igual es cosa mía. ¿Cómo llegan estas letras a convertirse en texto, bajo que sentimientos?
G: Son tus sentimientos más profundos los que te empujan a escribir, pero una vez lo estás haciendo (y corrigiendo) la exigencia debe ser principalmente estética. Es decir, lograr un texto literariamente válido.


AD: Me ha gustado mucho “Asumo”, ¿frustración y crítica hacia una sociedad sumisa y acobardada? Una sociedad fea que todos contribuimos a hacer real.
G: Lo escribí tras conocer la historia de una chica a la que le había pasado algo similar a lo que narro, y me puso los pelos de punta. El capitalismo en su forma neoliberal ha ganado su batalla, la degradación de la sociedad es extrema. Lo resumiría en dos vocablos: desasosiego y miedo.


AD: Y por supuesto “Autoedición”. ¿Se basa en la publicación de alguna de tus dos novelas?, ¿es tan jodida la cuestión de editar un libro?, por qué a uno se le quitan las ganas.
G: Sí, está basado en la publicación de mi primera novela, pero con varios añadidos y exageraciones. Está difícil la cosa, sí.


AD: El otro día, hablando por teléfono, me dijiste que los libros los entienden mejor los lectores que lo propios escritores, me dejó un tanto perplejo. Explícanos un poco por favor.
G: Es por una cosa que decía Borges, cuesta más leer un libro que escribirlo. Puede parecer una boutade, pero si lo piensas no le falta razón. Los lectores atentos tienen una perspectiva más amplia que la del autor, ven cosas que éste, ensimismado en su creación o en su mundo, no es capaz de ver. Es importante, de todos modos, recalcar lo de “atentos”.


AD: Vamos con el final, “Violencia”. A pesar del título, creo que es donde más sentido del humor hay, incluso donde más relajados aparecen los sentimientos, utilizas una prosa más cauta, menos afilada, ¿es así?
G: Lo del humor es una apreciación tuya que me parece muy interesante, yo no lo veía así, pero creo que tienes razón. Lo aplicaría a “Antidisturbios” y a “La figura de cartón”, eso sí. “Febrero de 1977” no tiene humor, al menos en mi opinión, de hecho podría ser parte del apartado de “Dolor” sin problema.


AD: Creo que aquí se encuentra el mejor relato (he cambiado de opinión, tras volver a leer los dos relatos en conflicto), “La figura de cartón”, es una ocurrencia que me dejó atónito que esté basada en algo que realmente se hace. Cuéntanos.
G: Fue una noticia que leí hace tiempo: el departamento equis del ejército de Estados Unidos enviaba figuras de cartón (o material similar) a las familias de los marines que estaban ocupando Irak o Afganistán, para que les recordaran mientras mataban o torturaban a la población del país. Iba a ser un relato realista, pero la historia me llevó por terrenos alegóricos e incluso surrealistas. Que la realidad supera a la ficción es un tópico bastante cierto. Digamos que la ficción es realidad enmascarada, envasada y ordenada para que el lector se la coma como otra cosa.


AD: Lo de los “Antidisturbios” es muy fuerte, irónico y frenético. Y creo que algo de eso hay, ¿tanta experiencia tienes en manifestaciones?
G: Mucha, ja, ja, ja. Sí recuerdo que de joven en el colegio iba a mi curso el hijo del delegado de del gobierno central en Navarra y nos contaba lo que escuchaba en casa de cómo se preparaban los antidisturbios antes de salir a cargar. No es algo nuevo, siempre hemos oído de los soldados bebiendo antes de la batalla para que el alcohol les insuflara los ánimos que era difícil tener de otro modo.

AD: El compilatorio me parece muy variado y equilibrado. Eran los relatos que tenías escritos, o has hecho una selección, si es así, ¿en qué principios te has basado para quedarte con éstos?
G: Tenía dos relatos más y los descarté, eran ingeniosos pero no casaban con el resto ni tenían la exigencia formal necesaria. Me alegra que me digas lo del equilibrio, pensé mucho el orden de los relatos y su adecuación al conjunto. Es un viaje de ida y vuelta, pues eran los propios relatos los que marcaban el tono que a su vez les iba a permitir mantenerse o salir. Los dos que comento tuvieron que salir.


AD: El estilo entronca con tus dos novelas, eso quiere decir que has conseguido un estilo propio, cosa que no me parece fácil, y además hay literatura, con ese don se nace ¿verdad?
G: Seguramente, se tiene o no. Te agradezco mucho que consideres que tengo un estilo propio.


AD: Vamos con el futuro. ¿Qué planes tienes?, ¿piensas volver a publicar? Repetir la experiencia de mecenazgo. Cuéntanos un poco que podemos esperar del escritor Gonzalo Aróstegui Lasarte.
G: Me gustaría publicar un libro de poesía (¿algún editor se anima?) y seguir ampliando mi blog, Ragged Glory, que ya tiene once años a sus espaldas. Escribir sobre la música que me gusta es un placer inigualable.


AD: Creo que nos hacemos una idea de lo que esconde “La figura de cartón”. Ha sido un placer poder charlar este rato, si quieres decir algo más, habla ahora o calla para siempre.
G: El placer ha sido mío, de verdad. Espero que los lectores disfruten del libro.


Muchas gracias Gonzalo, un abrazo fuerte.


Otro abrazo para ti.

Comentarios

  1. Interesantísima entrevista. Muy grandes ambis. Abrazos.

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    1. ES tan fácil entrevistar a Gonzalo, y más aún cuando se trata de comentar un libro tan interesante... qué te voy a decir.
      Un abrazo.

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