Concierto: Moses Rubin - Colegio de la abogacía de Bilbao, 07/03/2019.


El auditorio del Ilustre colegio de la abogacía de Bilbao es un entorno no concebido para conciertos, y menos aún si estos vienen cargados de decibelios y guitarrazos blueseros de alto octanaje, ésto es así.
No obstante, las bandas que se acercan a este emplazamiento a tocar, hacen semi-milagros para sonar con dignidad y algo más, y entre todos: grupo, técnicos etc... acostumbran a conseguirlo.
La tarde-noche del jueves no iba a ser diferente, y si además el inquilino del egregio edificio de la calle Uribitarte es el nuevo/viejo conocido de Bilbao, Moses Rubin y su excepcional banda, menos aún.
Traía bajo el brazo el estupendo EP publicado en el último trimestre del pasado año titulado "Leeds" y del que ya hablamos AQUÍ; este particular debería ser el leitmotiv del concierto, pero lo cierto es que no fue así exactamente, pues lo que allí ocurrió fue algo más, en realidad mucho más.
Cuando me enteré de que el madrileño venía con banda empecé a fantasear sobre lo que allí pudiese ocurrir, pues a diferencia de parte de la audiencia, un servidor ya sabía cómo se las gasta el amigo Moses cuando se hace acompañar de sus secuaces, y claro, una vez sobre el escenario estalló la bomba eléctrica, bluesera, folkie y rockera que no todo el mundo podría suponer a tenor de lo que se traduce de la escucha de sus discos (más calmos).


Y ya en el escenario empezó la fiesta de la música, de la actitud y del compromiso con lo que se hace y se canta, de la generosidad de repartir lo que se ha escrito y el homenaje a lo que se admira, del amor a las ciudades presentes y a las pasadas y ya propias, como Leeds, Madrid o Bilbao.
Dentro de las posibilidades de la sala, los cuatro músicos sonaron rotundos y tiernos, según la ocasión, frenéticos las teclas e incisiva y tenue la base rítmica y perfecta la voz y la guitarra (qué guitarra por dios) de Moses.
El resto lo hicieron las canciones, y así, con ellas, también sublimes, se completó un recital memorable que dejó a la parroquia ojiplática y maravillada.
Abriendo con temas de su hasta la fecha único larga duración, el magnífico "Subtle atmospheres" (pinchar): "Halfway through", "Steppin' stones", "Friday" ... donde ya marcaba su territorio: el de la sensibilidad y también el coraje, el talento y también la personalidad. También en estos primeros compases nos hizo estremecer con una soberbia versión de "Before you accuse me" el clásico inmortal del imprescindible y primordial Bo Diddley.
Hasta que llega el momento "Leeds", que aún no había aparecido durante la primera parte del bolo. Se queda Moses solo con su guitarra acústica: comprada en la ciudad inglesa referida y protagónica, por 59 £ (o la compra fue excelente, o Moses toca mejor aún de lo que parece a simple vista). Y así, entre anécdotas y remembranzas, despacha el EP entero del tirón en modo solateras, creando momentos -cinco- muy especiales.


Vuelta de los tres forajidos y a quitarse ropa para facilitar la tormenta final a base de rock y blues de encendidos solos de hammond e indómitos punteos, destacaremos la ácida versión del tema de Derek & The Dominos, "Got to get better in a little while", el tema dedicado a su amigo "Tony Higgins" o el final de fiesta con la estupenda "The rain".
Esto de hacer música se torna imposible para muchos que lo desearíamos de corazón, en cambio para otros, como el caso de Moses, parece algo inherente a su personalidad, como un alargue de su espíritu, como la forma de proyectar la energía vital que (supongo) todos tenemos.
Así lo sentí ayer, y hoy, pensando y tratando de escribir sobre ello, lo veo si cabe, aún más claro.
Gracias al Colegio de abogados y a Moses Rubin y su banda por otra inolvidable tarde/noche de rock and roll.

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