Hollow Hand - "Star chamber" (2018)


Hace un par de fines de semana vino a casa mi hermano sugiriendo un disco que llevaba días escuchando de manera obsesiva, lo pinchamos el sábado por la mañana aunque la verdad es que no le hice demasiado caso en aquél momento.
Solo un par de días después my friend Johnny JJ hablaba de este mismo álbum en su Espacio Woody/Jagger. A rebufo de esta publicación empecé a leer opiniones a propósito del disco de marras por todos sitios, el tema estaba claro, había que dar prioridad entre mis escuchas pendientes a la banda británica Hollow Hand y a su reciente criatura, "Star chamber".
Y eso vengo haciendo desde hace una semana aproximádamente, escuchar a (casi) todas horas el trabajo de estos jovenzuelos de Brighton.
Estamos hablando de un trío liderado por un tal Max Kinghorn-Mills que se acomodan de manera natural en ese espacio musical tan tradicional británico, que hace combinar el pop con el folk y al tiempo sazonar con las justas esencias psicodélicas el conjunto, para hacer que la espiral crezca y se expanda, pero dejando impronta de su personalidad.


Podemos hablar de referentes en su música tan evidentes como The Kinks, The Beatles o Martin Newell entre otros, pero es importante dejar claro que no nos encontramos con una banda que practica el revival de manera cómoda y despreocupada, este trabajo va más allá.
Cada tema ha sido cuidado al detalle, grabados de manera doméstica y atendiendo a las necesidades requeridas para cada corte, dando así al conjunto una sensación de homogeneidad absoluta, donde nada sobra y no se observa asomo de relleno.
Sobre base acústica y vocalidad delicada y que apunta a las inquietudes musicales apuntadas más arriba, van despachando temas como "Ancestral lands", la maravillosa "A World outside", "It's you", la esencial y profunda "End of everything" o las etéreas baladas: "Avalon" y "Land of the free" con su psicodelia costa oeste.
Hay momentos beatlemanos como "Blackeberry wine", instantes idílicos con la electroacústica y las voces de la magnífica "Two of us" que no hace ascos a un entramado sónico sesentero lisérgico-folk, los absorbentes coros de "Made up my mind" que por momentos recuerda al mismísimo Neil Young y por supuesto la irrupción de un tema de pop mayúsculo como la Kinky "Milestone".



Mi hermano tenía razón, Johnny también, y lo mismo debo decir del resto de cronistas que antes que un servidor se han rendido a las bondades de "Star chamber". Un disco que parece haber venido para quedarse y que hace que surja la palabra prometedor, aunque a tenor de los resultados y en lo referente a este trabajo, la palabra es realidad.
Disfrutamos de la última joya del año que a más de uno obligará a modificar listas pre-navideñas, pues sin duda Hollow Hand estarán en muchas ocupando lugares de privilegio.

Comentarios