Los Tupper - "Hotel Debris" (2017).


Tras más de veinte años pisando escenarios y repartiendo discos y buenas canciones, se podría pensar que la banda cántabra Los Tupper gozarían a estas alturas de un merecido y general reconocimiento; no es así.
La particular idiosincrasia que de la promoción de la cultura en general y de la música en particular, desarrolla la industria en este país, pone las cosas muy difíciles a aquellos artistas que no circunscriban su actividad a unos cánones marcados por determinados estamentos de variado pelaje y que no es precisamente en la cultura en lo que piensan cuando marcan las circunstancias bajo las cuales se tiene que mover un producto (creo que lo llaman así), para que goce de notoriedad pública sin distorsionar sus intereses, ya lo sé, es nauseabundo pero aquí es lo que hay desde tiempo inmemorial.
Esta brecha temporal que se ha abierto desde que Los Tupper dieran sus primeros pasos, podría dar a entender que su propuesta poco o nada tendría de sorpresiva o novedosa a estas alturas del partido; tampoco es así.
Y este segundo punto queda patente desde la primera escucha a su último disco (que ha tardado demasiado en llegar a esta bitácora, lo sé) titulado "Hotel Debris".
Una vez asentado el concepto en discos precedentes como "Sardinista" (2012) o "Yesterday's pizza" (2014), ambos excelentes, "Hotel Debris" representa un cambio de coordenadas en cuanto a sonido e incluso a estilo, que lejos de significar una contrariedad supone una virtud, además de una osada búsqueda de nuevos acomodos sónicos. Ahora bien, sin dejar de ser Los Tupper.


Viene el disco firmado bajo la marca 'Sunthunder', sello propio que sin duda les permite libertades creativas y produccionales como las que rezuma el álbum.
Un tracklist variado pero coherente y, como siempre, buenas composiciones, complementan los comentarios que un servidor puede dedicar a un elepé excelente y que resiste tantos pases por el equipo como se deseé.
Temas de textura acariciadora y tenue como "Nadine" que abre el lote, y que es continuada por excelencias de blues pantanoso y delicado como "Fool on the ground" o los requiebros costa oeste de "When the light goes on", con las teclas insuflando atmósfera.
Ambiente tabernario y cierto tono húmedo del Mississippi en la estupenda : "Glory days and gloy nights". Un pop suntuoso, casi como si de una recuperación del Bryan Ferry de sus momentos más glamourosos se tratase nos encontramos en "Loneliness", mientras en "Don't tell me good bye" se retozan en el rock and roll más precursor.
Vientos y ambiente cajun propio de la Nueva Orleans de los parades callejeros revolotea en "Love and blind" y cierto aire Kink en cortes como "Sad afternoon" o "For better days", esta eso si, con un final muy New Orleans. Rock-pub guitarrero en "One of these days" y tonalidades crepusculares y fronterizas en la bonita "So long my friends".
Dejo para el final mi copla favorita del disco: "Waiting, little girl", una preciosa balada de irresistible espiral melancólica, acariciadora melodía y ese estribillo geométrico, la siento con un cierto aroma Burning.



Los cántabros Los Tupper vuelven a finales del pasado curso con un nuevo cancionero tan excelente como los precedentes, una pena que no obtenga la repercusión que sin duda merecen discos como los firmados por este cuarteto. Este mismo domingo inician la gira donde defenderán estas canciones y que ya hemos anunciado aquí, no nos lo perderemos.
Bandcamp donde escuchar y adquirir este estupendo disco: "Hotel Debris".

Comentarios

  1. Llevo años escuchando cosas buenas de esta banda, creo que ya es hora de que me haga con algo de ella. El disco que comentas pinta muy bien.

    Abrazos.

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    1. Una muy buena banda, además muy ecléctica y con muy buen directo.
      Abrazos.

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